El horror de las desapariciones

México vive una crisis humanitaria que parece no tener fin. Con más de 123 mil personas desaparecidas, las familias enfrentan un calvario interminable de dolor e incertidumbre. La desesperación se mezcla con la impotencia, pues las autoridades han sido incapaces de responder con eficacia. Mientras los colectivos de búsqueda recorren terrenos baldíos con la esperanza de hallar pistas, la impunidad sigue permitiendo que este crimen se perpetúe.

El reciente hallazgo de centros de exterminio, como el de Teuchitlán en Jalisco, ha revelado el grado extremo de violencia que azota al país. Crematorios clandestinos, restos humanos y evidencias de tortura confirman que el crimen organizado opera con una brutalidad sin límites. Estos sitios, diseñados para hacer desaparecer a las víctimas sin dejar rastro, reflejan el horror que enfrentan miles de familias.

Entre los casos emblemáticos está el de Stephanie Sánchez Viesca Ortiz, conocida como Fanny, quien desapareció hace ya más de dos décadas en Torreón. Su madre, Silvia Ortiz, ha dedicado su vida a buscarla, exigiendo respuestas en un sistema que, en vez de ofrecer justicia, impone silencios. Su lucha representa la de muchas otras familias que no cesan en su esfuerzo por conocer la verdad y obtener justicia.

Ante esta tragedia, la sociedad mexicana no puede permanecer indiferente. Es necesario exigir a las autoridades respuestas claras y acciones contundentes. No basta con la indignación momentánea: se requiere un compromiso permanente para erradicar la impunidad y evitar que más familias sigan sumándose a esta dolorosa lista. Urgen, además, campañas de prevención para que los jóvenes no puedan ser fácilmente enganchados por los grupos criminales, que parecen no tener un límite para sus atrocidades.

Definitivamente, amigo radioescucha, la causa nos involucra a todos. Podemos apoyar a los colectivos de búsqueda difundiendo sus llamados, participando en iniciativas solidarias y exigiendo a nuestras autoridades un verdadero compromiso con la justicia. La indiferencia no es opción cuando tantas familias claman por verdad y esperanza.

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